La XXXIV edición del congreso anual que organiza la Asociación Científica de Economía y Dirección de la Empresa (ACEDE) tiene como lema Volver a las raíces para repensar el futuro de la empresa: nuevas fronteras. El objetivo por lo tanto del congreso es un debate académico que nos permita perfilar cuales son los grandes retos que se va a encontrar la gestión empresarial en los próximos años.
Preocuparse y dirigir organizaciones empresariales atendiendo a su competitividad y expectativas de viabilidad y resultados significa centrarse, en un mundo globalizado y en competencia, en prácticas como: el uso de la tecnología para crear valor, ofrecer capacidad de decisión a los empleados para tomar decisiones, transformar las estructuras organizativas e impulsar nuevos estilos y formas de liderazgo.
La competitividad y sostenibilidad de las empresas no es un objetivo inmutable, sino que se desplaza y cambia en el tiempo. Las tecnologías avanzan a una velocidad espectacular, la motivación de las personas cambia y evoluciona generación tras generación y los estilos de liderazgo e influencia se han desplazado hacia formas distintas de ejercerlo. El cambio tecnológico disruptivo con el impulso de la IA, la demografía y las nuevas expectativas sociales sobre el cambio climático y el deterioro medioambiental, están dinamizando y transformando el entorno en el que se desenvuelven las organizaciones. Las empresas tienen que responder y adaptarse a esas transformaciones radicales que se están produciendo en la economía y la sociedad.
Las empresas son por su propia naturaleza diversas en múltiples dimensiones: tamaños, actividades, objetivos, estructuras, funcionamiento interno, resultados… y el objetivo de la investigación en empresa plantea entender ese contexto y la enorme heterogeneidad empresarial que se observa en el mundo real, su naturaleza y causas. Para pensar sobre ello tenemos un marco conceptual y unos fundamentos que nos ofrecen ideas potentes para entender la lógica que se manifiesta en esa diversidad empresarial. Así que caracterizamos unas veces, a la empresa como una tecnología y costes o la reconocemos como una organización compleja de personas con distintos intereses y objetivos. Otras veces la describimos como un conjunto de recursos y capacidades que interaccionan para crear valor y riqueza para luego distribuirla entre los protagonistas de la acción colectiva o más recientemente. representamos a la empresa como un conjunto de actividades diversas que proporcionan o no, una ventaja competitiva que garantiza su supervivencia y crecimiento.
Esta diversidad de enfoques y perspectivas no son excluyentes y mantienen y se unifican bajo la idea de que la responsabilidad de los directores generales, los máximos responsables de la marcha de la organización, sigue siendo la misma: entender el entorno externo, formular la estrategia y diseñar la organización adecuada para llevarla a cabo. Dirigir es definir la estrategia, ejecutarla y controlar y evaluar los resultados de la empresa. Y ello significa que una empresa obtiene buenos resultados buscando y manteniendo la coherencia entre: su estrategia, el diseño de la organización y el entorno general y de mercados en los que opera.
Hoy el entorno es turbulento y complejo, la tecnología cada vez más disruptiva y las expectativas de las personas cambiantes, diversas y muy heterogéneas. Las incertidumbres para los directivos han aumentado muchísimo y el proceso de adaptación y encaje es bastante más difícil y complejo que hace veinte o treinta años. Pero la perspectiva y función del directivo sigue siendo la misma; evaluar el entorno y dar forma a los elementos centrales de la organización, sean estos el propósito, la cultura y valores, la creatividad y motivación de las personas o cómo se incorpora la tecnología en los procesos, elementos, todos ellos, que subyacen e identifican las decisiones estratégicas.
La responsabilidad de la dirección de las corporaciones, y nuestra fuente de preocupación y análisis como investigadores de empresa, es cómo se diseña una estrategia y una estructura que permita tomar buenas decisiones desde la lógica de la racionalidad individual en contextos de colaboración y conflicto. Como analistas sociales ampliamos nuestra visión normativa de los hechos, para dar cabida a la valoración de la empresa desde el interés general y no sólo desde la lógica del beneficio privado. Y por eso, valoramos los resultados empresariales no sólo desde la lógica del beneficio para accionistas y trabajadores sino también, desde el interés de la sociedad incorporando aspectos en el estudio y análisis como la sostenibilidad y la equidad.
La tarea es apasionante y difícil. Y como estudiosos de la empresa la curiosidad, la originalidad, la humildad y el rigor mediante la utilización de un conjunto de herramientas teóricas y estadísticas básicas, buenos fundamentos conceptuales y aplicados, forma parte esencial de nuestro instrumental de trabajo. En este contexto el Comité Organizador del XXXIV Congreso de ACEDE invita a la comunidad científica nacional e internacional a aportar discusión y debate científico para entender el papel y la naturaleza de la empresa en nuestra sociedad, mediante la presentación de sus trabajos en el Congreso que tendrá lugar en la Universidad Pública de Navarra, Pamplona, los días 15, 16 y 17 de junio de 2024.